Y mis pies, ya f r í o s yacían en la tierra humedecida tras la lluvia y el aliento agitado quiso ponerse a llorar...
Tal vez emitir un grito de ayuda/liberación...
Pero el ácero fue más f u e r t e
que se incrustaba bajo la piel
Y yo sentía que me rasgaba lentamente.
Hacia lo hondo.
lunes, 2 de noviembre de 2009
jueves, 15 de octubre de 2009
...Así se pasó la noche seducida por extrañas melodías que iban y venían, con un ritmo de vaivén hipnótico, que la atrapaba en un sueño surrealista de colores inexistentes y voces que se deslizaban como estelas haciendo cosquillas en sus tímpanos, haciendo v i b r a r sus sentidos, sintiendo notas musicales en cada célula de su cuerpo, s i n t i e n d o el calor que hacía la música al rozar con sus oídos, oír como las voces se ____ d e f o r m a b a n y creaban sonidos nuevos, magnéticos, atrapantes, envolventes, que giraban sin cesar, a veces como torbellinos, luego como péndulos, otras veces como insectos, muy cerca, muy lejos, casi inalcasable,
d e s e a b l e, luminoso y atrapante... Luego, al abrir los ojos sintió como se alejaba el techo mientras que las baldosas la iban tragando...
d e s e a b l e, luminoso y atrapante... Luego, al abrir los ojos sintió como se alejaba el techo mientras que las baldosas la iban tragando...
domingo, 4 de enero de 2009
Los colores entraron por sus ojos
pero rápidamente se esparcieron por la piel,
primero el el verde pintó los ojos
haciendo que creciera hierva viva dentro de ellos,
de sus ojos crecían verdes hojas y finas enredaderas que atrapaban a cualquiera,
quizo hacerle una reverencia a los hermosos labios que resaltaban en su rostro,
así que elegió el rojo más sutil y s e d u c t o r que encontró dentro de la acuarela,
no quedó conforme, no le hacía honor a su boca, mezcló los colores más cálidos,
creando un color que no existía en su imaginación, dando vida a unos labios palpitantes que lo hipnotizaban. Poco a poco iba siendo seducido por su propia creación.
Aún faltaba algo, su piel inmutable permanecía como muerta ante la viveza de sus ojos,
así que escogió el tono más delicado y fino, su piel parecía erguirse ante el roze del pintor,
Él fue dibujando sus cabellos uno a uno, los cuales caían atrevidos sobres los hombros desnudos,
los cabellos rebeldes le daban un aspecto entre inocente y salvaje,
lo cual expresaba profundamente la personalidad de la musa,
Su cabello negro la hacía verse decidida, no quizo que fuese rubia, ni colorina,
quizo que su cabello se fundiera con sus pupilas,
no podía dejar de dibujarla, le parecía un crimen dejarla a medias,
como un cuerpo discapacitado,
algo demasiado indigno para tal belleza, que para él, era fuera de este mundo,
fuera de su obra, jamás conocería mujer igual,
los colores exactos creaban una gamma hipnotizante,
los colores se fundían e increíblemente formaban una aroma,
como si la pintura quisiera transmitir hermosura en todos los sentidos,
como si no le bastase embellecer con la mirada,
su piel no era estéril, parecir cobrar movimientos,
y sus ojos llevaban el brillo de una estrella fugaz,
sus dedos parecían acariciar,
y sus labios entreabiertos invitaban al pecado,
el espejismo de su apariencia a veces se tornaba siniestra,
atrapaba a cualquiera durante horas,
no existía manera de no dejarse arrastrar por su belleza,
su fino cuello despegaba aroma a rosas que podía ser percibido con un simple vistazo,
y su cabello parecía moverse con la energía del viento.
Su belleza no es de este mundo, repetía una y otra vez,
se desesperaba con la idea imposible de encontrarla,
nunca encontraría el color de sus labios, el brillo de sus ojos,
nunca encontraria el perfume de su cuello,
gritaba cada vez más fuerte: No, no es, no es de este mundo,
ella no es, no es.
Yo seré del suyo. Concluyó.
Cerca de la última calle que quedaba por recorrer
e n m u d e c i ó. Le temblaba la lengua dentro de la boca,
quizo hablar más no salieron más que nubes,
pensaba que para siempre sería tan sólo un silencio.
Mientras ella esperaba paciente como siempre lo hacía,
no era necesario que se esforzara tanto,
de todos modos ella sabía de antemano lo que brotaba de su alma,
no son necesarias las p a l a b r a s.
Sus ojos no hacían más que mirarse en su totalidad
mientras los gatos hacían fiestas y orgías en los tejados,
ellos enmudecidos se miraban, y se miraban,
ni siquiera se atrevían a pestañar, ya que el sólo
sonido de los ojos al cerrarse sería como miles de cristales sobre la baldosa.
Así que, fijos, se miraban.
Ella esperó que las nubes dejaran de brotar,
quizo decirle que lo quería,
pero tan sólo calló,
porque sabía que sería la última vez que le vería,
no quería atar lazos que les unieran.
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